Son muchos los expertos que afirman que la forma en la que consumimos los alimentos, y por supuesto el chocolate, puede cambiar su sabor. Aunque la receta sea idéntica, la forma y el tamaño de la onza afecta a la rapidez con la que el chocolate se derrite en la boca y el orden con el que las moléculas de sabor se liberan en la lengua y llegan al olfato, uno de los principales responsables del sentido del gusto.
Así, Barry Smith, fundador del Centro para el Estudio de los Sentidos, afirma que «la velocidad con que el chocolate se funde determina el tiempo de liberación de sabores». Esto explica muy bien cómo la forma de la onza afecta a la velocidad a la que el chocolate se derrite y cambie el sabor. Por otro lado, para Peter Barham, experto en alimentación y profesor de la Universidad de Bristol, defiende que «si una forma tiene una gran superficie, obtendrá una liberación más rápida de las moléculas de los alimentos»
La icónica onza castillo, típica de Chocolates Valor permite una cata perfecta para disfrutar del placer de nuestras tabletas. Es en el moldeado en el que conseguimos esta forma tan representativa e ideal para poder apreciar los sabores y aromas mientras el chocolate se derrite en nuestra boca.